EL PODER ANTIOXIDANTE DEL ARÁNDANO ROJO
El arbusto del arándano rojo es nativo del sureste de Norteamérica. Su fruto es una baya, de color inicialmente blanco, y rojo intenso cuando está madura, con un tamaño superior al de las hojas. Es comestible, con un sabor ácido que puede enmascarar su dulzor.
La recolección del arándano rojo se produce desde el mes de junio hasta diciembre. Una vez recolectado, se conserva durante 4 ó 5 semanas, teniendo en cuenta sus necesidades de humedad y temperatura, o es desecado. Los arándanos rojos desecados están disponibles durante todo el año y, gracias a su versatilidad, dan un toque nuevo y sofisticado a cualquier plato. En ensaladas, salsas, postres o zumo, los arándanos rojos se cocinan fácilmente y aportan nutrientes de gran valor para la salud.
El zumo de arándano rojo o cranberries presenta un sabor original y muy refrescante. Puede tomarse sólo o mezclado con otros zumos de fruta o licores, creando sorprendentes cócteles.
El arándano rojo es uno de los diez alimentos conocidos con mayor contenido en antioxidantes, por lo que resulta un gran remedio antienvejecimiento. Además, protege nuestro organismo de infecciones urinarias y bucales, ayudando a reducir la formación de la placa dental y la inflamación de las encías. Por otra parte, protege la mucosa del estómago de infecciones bacterianas que pueden provocar úlceras.
No hay confundir los arándanos rojos con otras bayas, puesto que los efectos saludables de los cranberries, así como su peculiar sabor, son exclusivos de este fruto. Las confusiones más habituales se dan con el arándano azul, y con las grosellas. En el último caso, se trata de frutas pertenecientes a distintas especies botánicas y, por tanto, con cualidades nutritivas y organolépticas muy diferentes.
A continuación podéis encontrar un listado de recetas para cocinar con arándanos rojos.