ELABORACIÓN
El origen de esta delicia es un error culinario cometido por una de las hermanas Tatín, las dueñas del hotel del mismo nombre situado en la pequeña población de Lamotte-Beuvron, al sur de Orleáns. Según se cuenta, una de las hermanas, Stephanie, tuvo un desliz al preparar una tarta de manzana y caramelizó las manzanas, así que decidió taparlas con una poco de masa para que no se vieran.
Sea cual sea su origen, esta tarta “del revés”, se hizo famosa en todo el mundo.
Esta vez la vamos a preparar con albaricoques sustituyendo la manzana.
PREPARACIÓN
Para hacer la pasta brisa dulce pondremos en un bol la harina con 1 pizca de sal y el azúcar.
Añadimos la mantequilla muy fría cortada en tacos.
Con las yemas de los dedos, mezclamos la mantequilla con el resto de los ingredientes hasta conseguir una textura arenosa.
Separamos la yema de 1 huevo y lo mezclamos con la masa anterior hasta formar una única bola. Si fuera necesario, añadiríamos 1 cucharada de agua fría.
Una vez formada la masa, la tapamos y la dejamos reposar en la nevera mientras preparamos los albaricoques.
Para hacer el relleno de la tarta, lavamos los albaricoques y los cortamos por la mitad.
Preparamos un molde redondo y lo engrasamos con un poco de mantequilla. Después, lo espolvoreamos con la mitad del azúcar y por último añadimos el resto de la mantequilla en tacos repartidos por encima del azúcar. Reservamos el resto de azúcar y mantequilla para poner encima de los albaricoques.
Encima de la cama de azúcar y mantequilla, colocamos los albaricoques. Deben estar muy apretados para que conserven la forma más adelante, cuando los cubramos con la pasta brisa dulce. Sobre los albaricoques, ponemos los 10 g restantes de mantequilla y el resto de azúcar que habíamos reservado.
Horneamos los albaricoques durante 15 minutos a 180 ºC con calor arriba y abajo.
Mientras se hornean los albaricoques estiramos la pasta brisa dulce hasta alcanzar el tamaño del molde donde hornearemos la tarta.
Horneamos la tarta durante otros 15 minutos a 180 ºC y una vez fuera del horno usamos un cuchillo para despegar los bordes.
Damos la vuelta a la tarta sobre un plato, mientras esté caliente, ya que si esperamos a que la tarta esté fría, será mucho más difícil de desmoldar.
Servimos la tarta templada. Sugerimos servirla con helado de vainilla ya que el contraste de temperaturas de la tarta y el helado es una verdadera delicia.