ELABORACIÓN
La historia más difundida sobre el origen de las crêpes suzette cuenta que el Príncipe de Gales frecuentemente pasaba el invierno en la Costa Azul francesa, en Montecarlo, y un día en compañía de un grupo de personas fueron a comer. Mientras el maître preparaba las crêpes para el postre, se derramó e incendió por descuido el licor de mandarina que había cerca. El asustado maître probó el resultado y tenía buen sabor, así que las sirvió dobladas dos veces y las presentó como nueva creación. El Príncipe de Gales quedó entusiasmado y aunque el maître las bautizó como "Crêpes Princesse", el príncipe decidió que se llamaran así en honor de la niña de uno de los acompañantes, cuyo nombre supuestamente era Suzette.Si estas deliciosas crêpes se van a preparar para los niños, se puede utilizar solamente el zumo de naranja, evitando el licor.
Pon en un cuenco grande la harina mezclada con la sal y una cucharada de azúcar.
Forma un hueco central y vierte dentro los huevos ligeramente batidos.
Mezcla con cuchara de madera, incorporando la harina.
Añade poco a poco la mantequilla fundida y la leche, batiendo la mezcla con varilla eléctrica para evitar que se formen grumos.
Añade también el licor de naranja o coñac.
Prepara la Suzette, trabajando en un cuenco la mantequilla, y cuando esté espumosa, mezcla el 75% del azúcar, la corteza, el zumo de la naranja y el licor.
Para cocer cada crêpe, diluye un poco de mantequilla en una sartén de 15 ó 18 cm. de diámetro, con fondo antiadherente, bien caliente.
Vierte 2 cucharadas de la mezcla y, dando vueltas a la sartén, repártela bien por el fondo en una capa fina.
Dale la vuelta para que se haga por el otro lado y resérvala en lugar caliente mientras preparas las demás, hasta terminar la masa.
Unta sobre cada crêpe un poco de Suzette y dóblala en cuatro.
Coloca las crêpes en una fuente refractaria caliente, espolvorea azúcar y sírvelas al momento.
Si las quieres flambear, calienta un poco más de licor en una cacerolita, viértelo sobre la crêpe y préndele fuego.